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¡Feliz fin 2018 y bienvenido 2019!




Hoy es 31 de diciembre de 2018, ya estamos a pocas horas de terminar el año y a pocas horas de recibir el 2019, definitivamente no es tiempo de lamentar lo que no se hizo sino de analizar cuáles fueron las razones por las cuales hubo objetivos que no se alcanzaron porque este análisis debe ser la base para reorganizar y reestructurar el día a día para el siguiente año y corregir lo que sea necesario.


Es tiempo de planear lo que se va a hacer, de organizar un muy buen año para que sea productivo y para que el siguiente 31 de diciembre sea un día de orgullo por todo lo que lograste e hiciste durante el año, sí, durante el año. La clave está en trabajar todos los días por lo que se quiere, y no 15 días antes afanarse por lo que no se hizo durante los 350 días anteriores, así que te invito a que desde el primero de enero empieces a aportar a tus objetivos planteados que deben corresponder a unas metas a largo plazo.


En el libro Controle su destino de Tony Robbins hay una frase que dice: “para alcanzar el éxito hay que tener un enfoque a largo plazo” y él mismo resalta que el error de muchas personas es que “sobrevaloran el siguiente año y subestiman los próximos 15 años” ¿por qué? Porque generalmente las metas para el próximo año son en muchas ocasiones inalcanzables y esto genera frustraciones lo que provoca dejar las metas de lado, y las metas a largo plazo no se planifican o en muchas oportunidades ni siquiera se plantean porque se ven lejanas. Entonces, el ideal es planificar primero el largo plazo y con base en esto generar unos objetivos posibles a corto plazo. ¿cómo lo estás haciendo tú?


También es importante que esas metas establecidas sean extremadamente claras para que nada distraiga tu atención, para que puedas eliminar las barreras del camino, para que absolutamente todos los días trabajes por ellas y para que puedas medir tu avance y recompensarte por lo alcanzado. Cuando hablo de metas claras me refiero a lo siguiente, no es decir: “éste año mi meta es bajar de peso” sino “bajaré 8 kilos en los próximos 6 meses y me mantendré en el peso una vez los haya bajado”; notas la diferencia? El segundo objetivo es medible en tiempo y en cantidad lo que va a hacer que te programes por conseguir exactamente eso, el tener clara la meta va a hacer que la quieras alcanzar y que tu mente luche por llegar a ese resultado, es un reto; mientras la primera al no tener cómo medirla la motivación por alcanzarla es nula porque no sabes a dónde se quiere llegar, así que va a ser igual bajar 500 gramos a bajar 2 kilos y probablemente al no tener una fecha límite establecida va a ser un objetivo que va a quedar para el último mes del año.


No importa cuales sean tus metas, asegúrate de establecerlas bien.

Entonces, revisa tus propósitos y establece plazos y formas de medir, es importante que sean claros y no genéricos; también es importante que los escribas es un sitio visible, que todos los días puedas leerlos y tenerlos presente, esto te ayudará a no perderlos ni a abandonarlos; también recomiendo contarles a las personas cercanas para que te ayuden o te motiven y que cuando te vean saliéndote del camino puedan reprenderte.


No importa cuál o cuáles sean tus propósitos, simplemente ve por ellos, no importan las dificultades o los obstáculos, nunca desvíes tu atención de lo que quieres y es importante para ti, el camino siempre va a tener tentaciones pero va a depender de ti y solo de ti el que cumplas lo que te has propuesto.


Feliz 2019, un abrazo.

Claudia Palacio

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