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EL PODER DE LOS HÁBITOS

Hace aproximadamente siete meses tuve la oportunidad de tomar uno de los mejores cursos de mi vida: “La Neurociencia Aplicada a la Felicidad y al Éxito” dictado Owen Fitzpatrick y entre tantos aprendizajes y descubrimientos hubo un capítulo dedicado al poder de los hábitos que me impactó y que hoy quiero compartir con ustedes varias de esas revelaciones, ¡pues esto me ha cambiado la vida! al entender por qué los hábitos son tan importantes y cómo ellos son el camino para convertirte en una mejor persona.


Antes de entrar en materia es importante recordar el cerebro siempre está buscando ahorrar energía, para él esto es fantástico porque tiende a ser algo perezoso; recordemos también que el cerebro tiene hasta 86mil millones de neuronas que crean conexiones entre sí y es aquí donde ocurre la magia!


Cuando una neurona le pasa información a otra creando así una secuencia de conexiones lo hace a través de un proceso que se llama sinapsis, pero lo que me interesa de este concepto es que cada vez que se produce una sinapsis hay gasto de energía y entre más repetimos una acción el nivel de energía que necesita esa conexión neuronal va a ser menor precisamente porque ya conoce el proceso y BINGO!, de tanto repetir una acción se hace tan fácil que la empezamos a hacer sin esfuerzo; por ejemplo, cuando éramos niños y aprendemos a montar en bicicleta la primera vez nos cuesta, nos caemos, nos levantamos, lo intentamos una y otra vez hasta que podemos manejar sin las manos en los manubrios, es decir, llega el momento que no nos cuesta, que lo hacemos de manera natural!! Cuando la acción se ha repetido tantas y tantas veces esa red neuronal asociada a esa acción se fortalece tanto que romper el esquema es muy difícil y esto es lo que nosotros llamamos un hábito.


De lo anterior, lo único negativo es que el cerebro no reconoce si los hábitos son buenos o malos; lo que sí reconoce es una acción que cada vez es más fácil de ejecutar y eso le encanta por lo que antes mencionábamos: a nuestro amigo el cerebro le gusta ahorrar energía. Por eso hacemos muchas cosas de nuestro día a día en automático como: prender al cafetera apenas nos levantamos, lavarnos los dientes después de cada comida, ganarle al despertador un segundo antes de que suene, visitar los mismos restaurantes, desayunar siempre lo mismo, pedir el mismo plato en el mismo restaurante, hablar con los mismos amigos, prender el tv apenas llegamos del trabajo, ver el celular cada vez que suena o vibra, comprar el mismo mercado, vestirse con las mismas marcas de ropa, fumar antes de una reunión, etc, todos esos son hábitos lo creas o no.


Por eso es tan difícil a veces iniciar un nuevo hábito, romper uno o reemplazar uno, ¿por qué? Porque para cualquiera de las tres opciones anteriores vamos a tener que crear nuevas conexiones neuronales y para esto nuestras neuronas necesitan consumir mucha energía lo cual sabemos que no les es de su total agrado.



Sin embargo, la solución está en cada uno de nosotros, ¿cuál es? Encontrar un factor de motivación tan fuerte que, aunque mi cerebro diga NO, yo diga SÍ LO VAMOS A HACER, así para ambos sea duro al principio y lo vamos a hacer hasta que llegue el momento que sea fácil y que de no hacerlo nos sintamos mal con nosotros.


Por ejemplo: si quiero tener el hábito del ejercicio un impulsor mayor a tener buena salud es que cuando vaya a la playa o a la piscina podré lucir mi abdomen, piernas y brazos con orgullo y no tendré que ocultarme siempre en una salida de baño si soy mujer o los hombres detrás de una camiseta!


Si quiero por ejemplo crear el hábito de la lectura, puedo tener el motor de saber que cuando vaya a reuniones o me encuentre con amigos voy a tener más temas de conversación interesantes y no solo la última serie de Netflix.


Si el hábito que quiero desarrollar es el del ahorro, claramente debo de tener un propósito para que cada mes quiera seguir ahorrando un porcentaje de mis ingresos, por ejemplo: construir una casa de descanso, tener una vejez placentera y libre, darme ese viaje que tanto he querido , entonces cuando quiera gastar de más el fin sea tan fuerte que desista hasta que sea parte de mí.

Y así con cada patrón que quieras cambiar en tu vida, sabes que la motivación debe ser tan fuerte para que cuando el cerebro quiera desistir, tú le obligues a seguir hasta cuando para ambos sea tan fácil que lo hagas hasta sin pensarlo y sea totalmente placentero, es decir, se haya convertido en un hábito porque las conexiones neuronales son tan fuertes que hacerlo demanda poca energía por lo tanto tu cerebro no se va a oponer.


Después de leer este artículo quiero que pienses en los patrones que vas a romper y en los hábitos que vas a crear y claramente definir una motivación tan fuerte que nos lleve a conseguir el objetivo.


Con amor,

Claudia

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